Llueve, sin descanso, arremetiendo contra aceras y cristales.
Y yo, despierta en un mundo sonámbulo, buscando a tientas soluciones imposibles a problemas e incertidumbres...
Recorriendo años y años de gestos enfrascados en mis dos dedos escasos de frente, de todo aquello que quizás mañana olvide, de todo aquello que formará parte de mí para siempre... Y duele, desgarra, quema...
No sé andar si uno de mis pies flaquea, odio el movimiento de inercia que rodea mi rutina, y ya no me acompañan ni los monstruos que solía esconder debajo de la cama.
Y es que estás tan cerca, tan lejos, tan frágil, tan fuerte, tan ausente, tan presente, tan Tú, que sólo pienso en lo mucho que querría que volvieras a peinarme cien veces cada noche y no salir nunca de la burbuja de tus abrazos...
Y es que te echaré tanto de menos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario